"Para empezar, la pandemia fracturó el anclaje mental que teníamos con el pasado al disrumpir la cotidianidad en la que estábamos inmersos, efecto que tardó en ser asimilado por no comprender la dimensión de algo no experimentado. De la tranquilidad pasamos a la zozobra; de la movilidad callejera a la paralización de los espacios cerrados; de la sociabilidad abierta a su conversación en entornos virtuales; de la actitud incrédula mezclada con miedo a la reacción lenta, insegura y miope para actuar ante una realidad incierta que derivó en la expresión tautológica de "vieja realidad" y espera de una "nueva realidad", cuando no hay realidad estática, pues todo es cambio.
La pandemia ha sido disruptiva en muchos sentidos, sí; pero también ha sido catalizador de cambios que ya estaban en proceso y que, a su vez, son causales múltiples de otra serie de transformaciones que se perciben en el horizonte social, económico, político, educativo, científico, tecnológico y cultural", apunta Velasco Toro en su "Dimensión histórica de la pandemia COVID-19".
Lee la columna completa aquí
Columna