La palabra santo tiene su origen en el latín sanctus que deriva del verbo sancire cuyo significado es consagrar, sancionar, por tanto, refiere a la consagración o sanción derivada de la aplicación de ciertas leyes o reglas establecidas con el fin de regular la vida social, sea en el ámbito que se corresponda. Fue en ese sentido que se aplicó para llamar al Tribunal Inquisitorial Santa Inquisición, no por su perfección ejemplar o por ser un atributo divino de sabiduría y bondad como lo entendemos y aplicamos el concepto santo. No, de ninguna manera. El Tribunal Inquisitorial mejor conocido como Santo Oficio o Santa Inquisición se creó con fines de regla, de corrección, de sanción y persecución de la herejía que desde el siglo IV d. C. se le consideró contraria a la ortodoxia católica. Por su parte el vocablo hereje tiene su raíz en la palabra griega heresis que significa opinión o toma de posición.
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